José María Guerrero Gómez

Hijo de esta tierra, José María, nace un 6 de Abril de 1946. Inicia su formación académica y cristiana en el Colegio de La Salle Buen Consejo, para una vez terminada esta etapa , continuar su formación técnica en el Virgen del Carmen, estudios que le abrirán las puertas en lo laboral del sector naval, dónde José María desarrolla su vida profesional hasta su prejubilación de una empresa auxiliar de los Astilleros de Matagorda.
En lo personal, junto con su esposa María, construye su hogar, que sin lugar a dudas se basa en el profundo amor que ambos se procesan, siendo fruto de esa bendita pasión dos maravillosos hijos, José María y Auxiliadora, aunque si hay algo que en José María y Mari despierta auténtica pasión y locura son sus dos nietos.
Como bien decíamos, es en el Colegio La Salle Buen Consejo dónde José Mari inicia su formación cristiana, y aún siendo niño, no tarda en interesarse por este apasionante mundo de las Hermandades y Cofradías. Con tan sólo 14 años solicita su carta de hermano en la Sacramental de Ntra. Sra. de la Soledad y Sto. Entierro de Nuestro. Señor, dentro de la cual destacaría rápidamente por sus cualidades y validez para este, a veces, complejo mundo, ya que nada más cumplir su mayoría de edad era llamado para integrarse dentro de una Junta de Gobierno, llegando a ostentar el oficio de Mayordomo durante dos mandatos.
Ésta será una Hermandad con la que José María jamás perderá sus vínculos de unión, ya que, divina providencia, la vida le preparará una nueva y seria labor al frente de la Vicepresidencia de la Junta Gestora en la que esta Cofradía se vería abocada durante algunos años.
Como cofrade comprometido con todas nuestras corporaciones, y tras la reorganización de la Hermandad de la Vera+Cruz en 1972, decide inscribirse como hermano de la misma, siendo José María el responsable durante más de una década, del exorno floral del palio de Ntra. Sra. de la Amargura.
En 1982, en compañía de un grupo de devotos y hombres de la mar, decide emprender la reorganización de la Hermandad de Ntra. Sra. del Carmen, la cual logra, y nunca mejor dicho, llevar a buen puerto, estableciéndose canónicamente en la Prioral de San Sebastián. Será en esta Hermandad dónde llegará a asumir las riendas como Hermano Mayor en varias ocasiones, mandos que aún hoy día asume con fuerza y firmeza, puesto que su amor y devoción por la Estrella de los Mares así se lo marca e indica.
Pero la ambición de José María a lo largo de su vida no se vería conformada con todo lo anteriormente expuesto, ya que también se adentra en aquella, a veces añorada, Junta Local de Hermandades y Cofradías, ostentando, dentro de la Junta Permanente de la misma, el cargo de Vicepresidente. Los años pasarán y sus ojos serán testigos de la transformación de esta Junta Local en Consejo Local , del cual hoy día participa en su condición de Hermano Mayor de la Hermandad de Ntra. Sra. del Carmen y Ánimas Benditas.
Como bien todos conoceréis, José María tiene su pisito junto a Mari en esa tan típica barriada portorrealeña que tiene el privilegio de tener tan cerca el que se denomina Pulmón Verde de la Bahía, Las Canteras, y decimos piso y no casa, porque sin duda para Jose Mari su casa con mayúsculas la tiene en plena calle Ancha. Nuestra Prioral, la Parroquia, su casa. Colaborador asiduo e incansable de la Comunidad parroquial de San Sebastián Mártir, dónde día tras día llega, por supuesto montado en su guagua, con una nueva tarea por hacer: unos hierros por pintar, unas flores que poner, unos candelabros que limpiar y un largo etcétera que componen todo un año de trabajo desinteresado y rodeado de sus amistades dentro de la Parroquia, como Manolito, Luciano, José o Manolo. Con su predisposición a conseguido ganarse el cariño de todos, pues no duda en prestar su ayuda para lo que se necesite, bien sea el montaje del paso de nuestra Patrona, el del Corpus Christi o el monumento al Stmo. Sacramento, y por eso hoy, José María Guerrero Gómez, no sólo ha conquistado el cariño de todos nosotros, sino también gana el aplauso del mundo cofrade y eclesial de Puerto Real, aplauso que expresamos al otorgarle este XIII Galardón Ángel Calier, distinguiéndolo así con el mayor reconocimiento del mundo de las Hermandades y Cofradías de la Real Villa.